Tuesday, April 23, 2013

Giorgio Baffo

                                        

Care tette, vu sè l'unica e sola 
Parte che più someggia alle culate; 
Vu sè quelle colline delicate 
Dove in mezzo, co i puol, i oselli svola. 

Sè quella bella vista che consola, 
Perchè proprio parè la via del late; 
Beati chi ve mette su le zate, 
Che come cera al fogo se descola. 

Oh! cari bei festoni della dona, 
Vu sè quelle fatture benedette 
Che ne fa che ne piasa più la mona; 

Sè quella bella mostra che promette 
Ghe sia de sotto della roba bona, 
Chè per el più ha bon cul chi ha bone tette
 
Queridas tetas, ustedes son la única
Parte que mejor se parece al culo,
Ustedes son las delicadas colinas
Hacia donde las pijas vuelan cuando pueden
 
Tan encantadora vista ofrecen
Comparable a la Vía Láctea 
Bendito el que pueda tocarlas
Y como cera al fuego fundirse

Oh! Queridos atributos de la mujer
son ustedes tan buena factura
como sólo podría serlo el coño
 
Son la promesa de todo lo bueno
que abajo de la ropa se encuentra
porque la que buenas tetas tiene
ha de tener también buen culo

 
 

Thursday, April 18, 2013

Duraznito is Back

El mensaje en mi celular lo decía casi todo. La otrografía era la suya, que con la consabida ausencia de vocales, decía algo así como 'VLV HY. SPRM N ST TLM 20 HS.' Lo cual quiere decir, 'Vuelvo hoy -o volví hoy- Esperáme en San  Telmo, a las 20 horas' ( N. del T) Es lógico: Duraznito es un muñeco de ventrílocuo, y no tipea bien. Me tomé el 29 y en una hora estuve frente a la Plaza Dorrego, en el bar de los ventrilocuistas, el lugar donde se juntan los primeros lunes de cada mes. Mitigué la espera con un desconsolado vino blanco, desacostumbrado aperitivo para las siete y media de la tarde. Cuando lo ví entrar con su atuendo de dandy, supe que las cosas le habían ido bien. Lo último que supe de él es que, en una noche de mucha acción, que incluyó varias mujeres y varios gramos de estimulantes, consiguió una erección que lo obligó a masturbarse durante horas, por lo que, la fricción, sumado al hecho de que está hecho de madera, lo encendió cual tea humana. Los casos de priapismo no van asociados a la combustión espontánea, pero quién no se quemó en una sola noche de farra. Duraznito estaba como siempre, elegante de una forma casi grosera, como la muestra la foto.


Me saludó como siempre, con esa voz perruna y carraspeante, la misma que podía entonar 'My Way', o chamuyarse a Marilyn Monroe, o Claudia Cardinale.



Si lo habré envidiado por sus conquistas. Pero el muñeco maldito era esa clase de fanfarrón que alardea de puro generoso, buscando la risa de sus amigos, y que no busca envidia en nadie: '¡Qué aburrida era Marilyn en la cama! No sabía chupar una pija, y tenía esas tetas zonzas, que ni una buena turca te hacían de puro pavotas. El culo creo que no se lo había visitado nadie antes que yo. Pero la tana, la Cardinale, ¡esa sí que deja bien parada a las hembras de su patria! Y bien que dejaba parada cualquier pija, era un infierno.' En ese tono casi a voz en cuello, a las ocho de la noche, en un bar muy concurrido, entre otras personas, por damas y niños. La voz metálica, monocorde era casi tan tenebrosa como su relato. Nuestra charla se fue volviendo más y más oscura, conforme fuimos bajándonos varios Cynars, o martinis, los que picamos con soda, y después, con whisky. 'El secreto mejor guardado de esta profesión es que los resortes los movemos nosotros, los muñecos. Tuve un empleado -porque son Uds, los humanos que dicen manejarnos, los manipulados y explotados-, que me decía, 'Si sabía que esta profesión era tan triste, me hacía muñeco', a lo que le contesté 'Ya sos un títere: de tus sueños, de tu pasiones, del gobierno, de las señales de tránsito en la calle' Evidentemente, el alcohol lo hacía embriagarse de filosofía exitencialista. Duraznito fue a mear varias veces, lo ayudé a llegar hasta el mingitorio. 'Ahora: sacudítela vos, degenerado', le advertí. Nos fuimos juntos en dirección a la plaza. En la tele hablaba la presidenta. '¿Y a esta quién le mueve el resorte?', preguntó mi amigo, para luego agregar, 'No sé quién le mueve el resorte, pero a ese culo no se lo mueve nadie'

Tuesday, April 16, 2013

Pila Pila


La carrera del Gato Locrio nunca había sido demasiado lucrativa, pero no por menos meritoria que la del Gato Barbieri en la música, o la del Gato Dumas en la gastronomía, se merecía que la dejáramos en el olvido. Un poquito caminando, y otro poquitito a pié, se hizo un lugar en la publicidad, yendo a castings en los que llegó a conocer a Claudia Sánchez, y a Teté Coustarot, llegando incluso a entrar una vez  de colado a Miau-Miau, la boîte de moda en aquellos dorados setentas. Años después tocaría el saxo en el mismo club, donde le pagaron con latas de atún vencidas, y lo despacharon con pocas o ninguna expectativa. Un futuro aún menos promisorio se avecinó cuando el conejito de Energizer, conocido como dealer de éxtasis en norteamérica, logró desplazarlo de los contratos de publicidad, con un producto más aguantador, y de mejor performance. Es así como la carrera de nuestro héroe cayó en un cono de sombras, y como Locrio es negro, menos se lo veía. Mendigó comida y caricias, fue adoptado por una desaprensiva estudiante de derecho, y se fue a vivir al tejado de la fábrica de la firma Suchard. Nunca faltaron cómplices para la música y las correrías nocturnas. Fueron años de aprendizaje y vicios. Se gastó como tres vidas entre cocaína, gatas fáciles y whisky berreta. Hasta que un resquicio de luz, que por escasa se vislumbra como encegecedora en la densa y ubicua oscuridad (tales son los contrastes en esta vida), el peregrino de miles de techos, encontró cobijo en el Barrio Chino, donde un foráneo gatito dorado, que movía su patita hacia arriba y hacia abajo desde una vidriera, lo hipnotizó señalándole el derrotero a seguir: una proteccionista, la típica señora de más de sesenta que anda en joggineta y se dedica a cuidar felinos de su especie, lo acogió en su hogar. Locrio aprendió allí la importancia de un hogar, las bondades de una canasta acolchada como nunca había tenido, la que le proporcionó descanso en su mullido seno. Tenía que compartir los infames alimentos balanceados con otros de su especie, pero la seguridad del diario sustento, por gratuita y predecible, lo sedujo y a la vez lo llenó de desconfianza, como apoltronan las propinas abundantes, que por inesperadas, despiertan suspicacias. Eran 15 gatos los que se reunían a recibir el diario estipendio, los cuales, a medida pasaban las semana fueron menguando, para ser luego fueron reemplzados por otros tantos, tan famélicos y necesitados como los anteriores. Resulta que sus sospechas fueron luego confirmadas: esta señora abastecía a los restaurantes de la zona, a cambio de algunos pesos. Era hora de partir, y  la oscuridad propició una fuga sin remordimientos. Una vez más, el gato de las pilas Eveready, salvaba su pellejo para vivir seis vidas más. Vaya una vida.

Sunday, April 14, 2013

Es un Gordo Bueno



Había que ir. En lo personal, es una banda que escucho desde los 13 años, cuando en agosto de 1988 me compré Pornography, y The Top en cassette. Los años pasaron, y la música fue siempre un placer egoísta en el que The Cure fue un refugio acostumbrado, el solaz en el que uno imaginaba la resolución a los días de soledad, por el que los amores imposibles y su carga de anhelos, como toda fantasía personal, buscaban un cómplice para no ser sólo un deseo que se agota en sí mismo. Y ese cómplice fue siempre la música de esta banda. Por eso, el que canciones como 'Just Like Heaven', o 'Charlotte Sometimes', o discos como 'Faith', pasaran de reverberar en cuartitos de soltero a un estadio como el monumental, es como la verificación de una fantasía, y la concreción de un deseo de adolescente: ver la banda que nos acompañó durante desengaños amorosos, soledades y demas sarampiones. Pero yendo más a lo que significa esta banda en el contexto musical mundial, The Cure, como Talking Heads, Prince, Morrissey, Iron Maiden, U2, o REM, comparten junto a la condición de cincuentañeros, la marca de lo que significó la música para la era de la última Guerra Fría. Fue el momento en que la música impresa tuvo capital significado en igual medida para la industria, los músicos, y el público. Para la industria, representó ganancias billonarias gracias al soporte de audio que fue del LP al Cd, y sus aliadas la radio y la tv, que convirtieron a Michael Jackson o Springsteen en íconos culturales ubicuos  a principios de los ochentas (la hegemonía del Lp y de su posterior decadencia como soporte hacen que las cifras de venta de un disco como 'Thriller' sean hoy impensables), y para el público, la música fue la reafirmación de valores indentificados con la expansión espiritual y expresiva post Beatles. Y los Cure, como Talking Heads, Prince, o U2, son hijos de esa generación: la que esperaba meses que un disco llegara a las disquerías de sus pequeños pueblos, o poder ver a Bowie, o Deep Purple en el estadio de su ciudad. Y fue esa vocación lo que hoy los sustenta, y que hace que pibes que no habían nacido cuando yo escuchaba The Cure, hayan ido con sus padres o tíos a ver la banda de Robert Smith.

Un valor agregado era la presencia de Reeves Gabrels, el guitarrista de Tin Machine, y después de Bowie, que estuvo a cargo de llenar el hueco que dejó 'Gran Cuñado' Porl Thompson, un reemplazante de lujo que cumplió con ajustada y sobria ejecución los solos y arreglos de Bob y sus amigos. Simon Gallup, fundamental en el bajo, se movió con su Firebird por las canciones que todos conocemos, hasta un vaso de cerveza que tenía sobre un parlante. La lista empezó con 'Plainsong', con su clima de ensoñación, y downtempo hechizado; le siguió 'Pictures Of You', y el hechizo fue casi total, para ser éxtasis en 'Lullaby'. 'Disintegration' fue retomado con 'Love Song' y el tema homónimo sonó una hora después, después de 'A Hundred Years', pero no faltaron cosas más viejas como 'Play For Today', 'A Forest', y 'Charlotte Sometimes'. Me hubiera gustado escuchar 'The Drowning Man', 'A Night Like This' (¿saxofonista invitado?) o algún lado B como 'Happy The Man', pero no se puede complacer a todo el mundo. En fin: fue una noche perfecta, y nos fuimos a la pizzería 'Los Hijos de Puta' a celebrar con amigos.

Wednesday, April 03, 2013

Crash


Era una mina bien, era un gran coche,
era un Packard placero, era una alhaja;
auto que siempre trabajó de noche
llevando siempre la bandera baja.

Pero un día la droga la hizo suya
y en vez de cargar nafta echó morfina,
y cerrando el escape, por la buya,
se fajaba debute en cada esquina.

Ayer la vi pasar. Iba dopada
y me sentí yo, curda, un Santo Asís,
al ver que de su pinta tan abacanada
pinta que fuera de auto de parada
sólo queda, cual resto de chocada,
con los cuatro fierritos del chasis.