Wednesday, April 20, 2011

Postales Pascuales

Guillermo Moreno en una Pascua Peronista de 1959: como el peronismo estaba proscrito, traficó con huevos de chocolate con la cara de Perón, hasta que lo agarró Tacuara, y lo hicieron sentarse en la famosa lanza del nazionalismo católico

La peor Pascua de Ricardito Alfonsín no fue la del '87: aquí se lo ve con un futuro dirigente de Franja Morada en manos del Conejo Tarantino, un resabio carapintada que tuvo en vilo al país en esas jornadas de nostálgicos y mesiánicos (gracias Campolongo) alzamientos.

     
'Dále, Pascual': Silvio Soldán en Sastre, su pueblo natal de Santa Fe, animando la Semana Santa para un grupo de nazis refugiados en esa provincia.


El secreto detrás de la tristeza de Nicolás Cabré: una zanahoria de peluche que no supo agarrar a tiempo. De haberlo hecho sería un gay feliz, en cambio...
 Así fue el casting para el Agujerito Sin Fin. Claudio Morgado en el traje de conejo; sobre su falda, Nancy Dupláa
Chiche Gelblung haciendo todo por complacer a su madre: las Pascuas de 1954 le sirvieron para sacarle unos mangos a los cristianos de Villa Luro, y poder comprarle con ese dinero una colonia Nantes a su progenitora
 Graciela Alfano en un parate de la grabación de la novela de Migré 'Conchitas Pintadas', 1964

Aciago destino de un héroe: Pepe Pompín se toma el palo de TELEFE. Después de escupirle la cara a Victor Hugo Morales, y decirle, '¿querés bajar línea?, bajáte esta, puto', lo obligaron a usar esta careta de mono por goriloide y derechoso. Sólo lo despide Laika, la perra de la mujer de Wainreich (¡qué buena está!)

Monday, April 11, 2011

Una Epopeya Personal

'No veo ningún Dios aquí arriba'. La frase que dicen dijo Yuri Gagarin, y que en realidad  pronunció Nikita Kruschev durante un congreso de propaganda anti religiosa del Comité del Partido Comunista, y que atribuyó al cosmonauta para legitimar el ateísmo del régimen, parece jalonar la epopeya personal de un astronauta que fue elegido como pudo haberse elegido a cualquier otro (si la perra Laika hubiese leído a Marx, hoy tendríamos de presidenta a una veterinaria) Pero la historia de Gagarin y su afirmación no termina ahí: cuando le preguntaron a John Glenn si había visto a Dios, dijo algo como 'no necesito volar al espacio para verlo, porque está en el corazón de cada ser humano'. La anécdota hasta parece servida para aleccionar con una adecuada parábola acerca del ateísmo barbarizante de los parientes del este y moralizar sobre lo humanos y buenos hijos de Dios que son los americanos protestantes. La verdad es que Gagarin fue usado como un héroe de la Revolución, y se convirtió en una estrella: si orbitó la tierra una vez, lo hizo muchas más veces gracias a las fotos que se sacó junto al Che, Fidel, o Gina Lollobrígida. Pero si fue un héroe, no lo fue en el sentido prometeico de la palabra (es decir, una persona arrojada que arriesga su seguridad para arrebatar algo a un poder superior para luego traerlo a un plano inferior donde ese algo será más provechoso) . En un sistema político donde los individuos no contaban más que como números en favor de un proceso histórico - la Revolución - Yuri Gagarin fue el triunfo de una individualidad, porque fue elegido por sus capacidades únicas, y a su manera, en el espacio, en la inmensidad inconmensurable, como el protagonista de una aventura inaudita, fue libre, como Shostakovich con su música, o Chagall en sus pinturas. Sin ataduras a un comisario político que le dijera que Dios no existía. Yuri Gagarin derribó barreras que estan en la imaginación, porque demostró que se podía llegar donde sólo se había imaginado se podía llegar. Es paradójico que el mismo régimen que derribó estas barreras, en agosto de ese mismo año (1961) empezaba a construir el muro en Berlin.